En su oración conmovedora registrada en Juan 17, Jesús ora por
unidad. Allí nuestro Señor intercede no
solamente por sus discípulos, pero también por toda persona que creería en él a
través de su mensaje. Jesús ora “para
que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti.” Nuestro Señor explica el porqué de esta
petición diciendo, “permite que
ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.” El amor que demuestran los seguidores de
Jesús los unos por los otros y la unidad que surge como expresión de ese amor
sirven como evidencia de que Jesús fue enviado por Dios y que nosotros somos
sus discípulos. Al orar hoy por aquellos
que se han reunido en Bangkok, oremos que el amor que existe entre ellos sirva
como testimonio poderoso de que Jesús es en verdad el Hijo de Dios.
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